Libertad de Enseñanza

Libertad de Enseñanza en Colombia

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Concepto de Libertad de Enseñanza

Una definición sucinta de Libertad de Enseñanza puede ser la siguiente: Libertad de enseñar, supone la de aprender, sin más limitaciones que las impuestas por la necesidad de defender las instituciones del Estado y los principios de la moral.

Historia: La política educativa durante el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo

Mediante la reforma educativa se cambió la enseñanza primaria, secundaria y sobre todo la universitaria. Efectivamente, cuando en 1930 el liberalismo asumió el poder, la tasa de analfabetismo llegaba al 63 por ciento de la población en edad escolar, las escuelas normales eran insuficientes y el nivel de preparación del magisterio era bajo; los planes de estudio y los métodos de enseñanza eran anticuados y rutinarios; el sistema educativo en general estaba prácticamente a cargo de las instituciones religiosas. Durante el gobierno de Olaya se trató de impulsar una reforma educativa consistente en mejorar la escuela rural y el nivel biológico de la población infantil campesina, mediante programas de distribución de leche y promoción de huertas escolares. Luego de una visita a las diversas regiones del país, se acordó por parte del Ministerio de Educación, en cabeza de Julio Carrizosa Valenzuela, atacar el analfabetismo y los bajos niveles de higiene y de alimentación, así como modernizar los métodos disciplinarios y pedagógicos con una adecuada preparación de los maestros. Sin embargo, y debido a las restricciones económicas impuestas por la recesión de 1929 y por la guerra con el Perú de 1932, poco se logró avanzar.

Desde un principio, López Pumarejo se interesó por renovar el sistema educativo desde la escuela primaria hasta la universidad, pues consideró que sin un cambio profundo en la educación, las reformas económicas, políticas y sociales no tendrían una buena base. Planteó, entonces, la organización de un sistema educativo modernizador y democrático, capaz de preparar a los obreros y técnicos que necesitaba la industria, a los campesinos que requería una agricultura tecnificada y a los ciudadanos, hombres y mujeres, habitantes de las ciudades. Así, se incrementó el presupuesto del Estado para la educación, el cual pasó de 1`920.000 dólares en 1934 a 7`609.000 dólares en 1938. El ministerio fue autorizado, mediante ley de la República, para intervenir cuando fuera necesario en la educación pública y privada, la cual, desde el gobierno anterior, había comenzado a incrementarse.

Con el fin de mejorar la educación primaria, urbana y rural, se puso en marcha el programa de la cultura aldeana, consistente en una comisión educativa en cada uno de los departamentos y una «casa social» con una biblioteca aldeana dotada de cartillas prácticas en cada municipio de la nación. La educación media sufrió una gran transformación y modernización mediante el decreto 2.214 de 1935, consistente en la enseñanza del inglés y francés, el reforzamiento de las matemáticas y las ciencias naturales, la incorporación de nuevas corrientes filosóficas que permitieron el pluralismo, la disminución de la formación religiosa y el impulso a la educación sexual, los trabajos manuales y los deportes. Estas reformas tendientes a diversificar la educación fueron criticadas por diversos sectores de la sociedad colombiana, tanto de avanzada como retardatarios. Se dio impulso a la enseñanza industrial, creando escuelas industriales y comerciales y se reformaron las existentes.
La reforma de la universidad consistió en integrar las diferentes facultades y darle una relativa autonomía al alma mater; el eje de estos cambios giró en torno de la Universidad Nacional de Colombia; se construyó la ciudad universitaria, un campus integrado y moderno, donde además de las profesiones tradicionales: ingeniería, medicina y derecho, se crearon nuevas facultades: química, arquitectura, veterinaria, agronomía, economía, administración, filosofía, entre otras, a las que se agregaron algunos institutos de investigación; la dotación incluyó apropiados laboratorios, gabinetes y bibliotecas, se permitió el ejercicio libre de la cátedra y se crearon la extensión cultural y el bienestar estudiantil.

La promoción de la mujer

Otro aspecto importante de la educación impulsada por la Revolución en Marcha fue el acceso que tuvo a ella la mujer, con lo que, de paso, se la incorporó al proceso de modernización del país en el que se empeñaron los gobiernos liberales, y se le quitó el carácter de «menor de edad» que hasta el advenimiento de la República Liberal había tenido. La mujer perteneciente a las clases medias tuvo la oportunidad de estudiar en la universidad e incorporarse así a la vida nacional. El proceso fue lento, pues las mujeres no ingresaban masivamente a la educación secundaria y muy pocas llegaban a la universitaria; había que romper tal esquema que era mantenido por la Iglesia católica, por los sectores políticos retardatarios y por una mentalidad muy arraigada en los diferentes sectores de la nación.

Autor: Cambó

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